Ariana, mi amor, en las sábanas de oro tu pelo se agita, el dorado entra por la ventana de la habitación, y te estremeces. Los amaneceres coloridos te excitan, saltas de la cama en busca de la cámara, no quieres perderlo. Tus cabellos desordenados acarician tu espalda, tu desnudez es perfecta. Buscas abrigo, pantalones, campera, pero este amanecer no te lo puedes perder. ¡Qué momento tan maravilloso! En el apuro me pides mi equipo, estaba sobre la mesa, la tuya había que bajar a buscarla. Te dejé sola, realizando tu sueño; fotografiar un bello amanecer.
Cuando volviste a entrar, tu rostro reflejaba una inmensa felicidad, yo me alegré, pues sé cuánto vale para vos la captura fotográfica de la belleza. Te sacaste tus abrigos, y entraste nuevamente a la cama. Juntos lloramos de emoción por la belleza que habías capturado. Lo demás fue sabor a miel.