El 6 de noviembre del presente año, 2016, se cumplirán 40 años de haber llegado a mi amada Ushuaia Fantástica. Subí a un buque tanque de YPF en el puerto La Plata el 31 de octubre de 1976. ¿Por qué vine en barco? Porque no tenía ni un peso para el pasaje aéreo. Lo más importante que traía conmigo eran; mi cámara de fotos, mi guitarra y el amor que tenía por mi novia, Mabel, con quien luego me casé, con quien luego tuvimos cuatro hermosos hijos fueguinos. El buque fue el Florentino Ameghino 2, el primero había explotado en un gran incendio en el Puerto La Plata, donde murieron varios obreros.
Luego de seis días de una accidentada travesía, con olas de hasta 12 metros de altura, tuve la dicha de arribar a Ushuaia con un bello día de sol y buen clima.
Cuando subí al barco me dieron la primera buena noticia, viajaría en el camarote del primer oficial  pues él no se había embarcado. Con muchas comodidades, radio, música y hasta baño privado, me sentía muy feliz, estaba alejándome de la represión y de una probable muerte, ya había recibido un balazo en mi pié izquierdo y me subieron dos veces a los Falcon para amenazarme. Lo grave que hacía era cantar canciones testimoniales, o de protesta, compuestas por mi. Siempre telonero, lo fui de Pedro y Pablo, de Spinetta, de la Joven Guardia, de Beto Orlando, Nacha Guevara y unos cuantos más. Maravillosos tiempos, pero a su vez de un terror indescriptible. Los que no lo vivieron son incapaces de dimensionarlo.
La segunda buena noticia fue entrar al Canal Beagle en la madrugada y ver la luna llena poniéndose hacia el oeste. La belleza comenzaba a embriagarme, Ushuaia era “fantástica”, ya lo era.  Solo seis mil habitantes, de los cuales casi la mitad eran militares, marinos, un veinte por ciento de chilenos y el resto eran fueguinos, o recién llegados, como yo.

Historias de vida.